La trayectoria de nuestra revista

gonzalo herrera

Columna de Opinión

La trayectoria de nuestra revista

Gonzalo Herrera

     

     Se han cumplido cuatro años y algo más desde que Iniciativa Laicista abriera un espacio digital amplio, autónomo y pluralista de reflexión ciudadana, destinado a ejercitar el derecho de libertad de conciencia, principalmente en las voces de personas que habitualmente no escriben columnas, que no tienen espacios en los medios de comunicación establecidos, pero que sí tienen opinión y que están dispuestos a entregarlas desde las distintas esferas laborales o profesionales, de los movimientos sociales, de la academia o de la política.

La revista surge en la mitad del periodo de un gobierno que generó muchas demandas de cambio, demandas que después ofreció satisfacer el gobierno actual, con todas las frustraciones conocidas.

Debimos pronunciarnos cuando se desplomaban las confianzas en las instituciones, cuando la corrupción provocó la mayor desafección ciudadana que podamos recordar. Debimos denunciar cuando se entrababan proyectos porque tensionaban la figura de separación entre el Estado y las iglesias en Chile.

 

De esa manera Iniciativa Laicista se alza como una de las escasas voces testimoniando a los que creen que una sociedad será más democrática y tendrá mejores posibilidades de dirimir pacíficamente sus diferencias en la medida que seamos capaces de construir un espacio público que no permita ser  hegemonizado por visiones religiosas. Los ideales laicistas, tan ligados a la política y a la ética de convivencia, sobre todo en un país tan desigual como el nuestro, aún son ignorados por la mayoría de los ciudadanos. El interés ideológico de la Iglesia Católica fundamentalmente, ha impuesto la visión de que el laicismo es una doctrina antirreligiosa y no una sana visión de país, cuyo Estado no considera las diversas miradas religiosas que hay en el seno de su sociedad para tomar decisiones a favor del bien común.

Son sin duda grandes fortalezas de nuestra revista la autonomía —no recibimos ninguna ayuda pecuniaria externa—, la independencia de quienes formamos el Comité editorial, la libertad de expresión de la que gozan nuestros colaboradores. Nuestra páginas están abiertas también a quienes legítimamente puedan disentir de nuestra línea editorial, respetamos el derecho que les cabe de polemizar en base a la razón y no del dogma, pensamos que un medio como el nuestro alcanzaría su más pleno sentido constituyéndose en un centro de debate e intercambio de ideas del cual pudieran surgir algunas síntesis entre distintas doctrinas morales, entre distintas visiones de Bien, haciendo uso del ejercicio de libertad de conciencia en la búsqueda del bien común.

El tiempo transcurrido desde que publicáramos los primeros números nos confirma que esta revista se ha ganado el derecho de ser y de ocupar un espacio en la oferta de medios que analizan la realidad. El interés de decenas de personas, conocidas algunas, menos conocidas la mayoría, de colaborar con artículos  en cada una de nuestras ediciones, nos ha permitido exhibir un mosaico plural que se escapa de la uniformidad en el tratamiento de los grandes temas que atraviesan nuestra sociedad.

De esta manera, sin temor a equivocarnos, podemos decir que Iniciativa Laicista no solamente ha servido como instrumento de difusión del pensamiento laico, sino también como punto de encuentro ciudadano, sobre todo en periodos álgidos del pasado reciente.

Desde estas páginas, hemos sido permanentes defensores de la educación laica, porque es la única verdaderamente compatible con la libertad de conciencia, con la genuina autonomía en el ejercicio de pensar y en la toma de decisiones de los individuos, en la construcción de un ethos genuinamente democrático que profundice el desarrollo de nuestra vida republicana.

Hemos defendido los derechos de la mujer, la igualdad de géneros, los derechos sexuales y reproductivos, hemos promovido el derecho de los chilenos a debatir una nueva Constitución, a través de un proceso verdaderamente democrático como es  la asamblea constituyente.

En nuestras columnas estimulamos sin descanso la pluralidad, la tolerancia y el respeto, defendiendo en todo momento los derechos de las minorías

En suma, la lectura de los artículos que publicamos bimensualmente, permiten entender los verdaderos alcances de los vocablos laicidad y laicismo, entender por qué es importante para una sociedad la separación entre el Estado y las Iglesias, establecer premisas para que la libertad religiosa, entendida como un derecho humano, no sirva de pretexto para pretender imponer una visión moral única al resto de la sociedad.

Quiero expresar finalmente mi agradecimiento a mis compañeros del Comité Editorial por ser parte de lo que nuestro subdirector Carlos Leiva llama el empedrado camino del laicismo.  Participar del Comité Editorial ha sido para mí un honor y debo agradecer el aprendizaje, el compartir ideales, el volver a soñar con la utopía, que es la luz que nos guía en nuestro incesante caminar.

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