El acoso laboral u hostigamiento en el lugar del trabajo, conocido a través del término mobbing, ha sido definido como toda conducta abusiva exteriorizada a través de gestos, palabras, actitudes, comportamientos, que atentan por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo.
El fenómeno está muy presente en nuestra cultura, sin embargo, sorprende la escasa investigación relacionada en Chile, contrario a lo que se podría suponer. El acosador suele ser un hombre que acosa a un hombre o a una mujer, indistintamente.
Las mujeres son más propensas a ser víctimas de mobbing, aunque los hombres sufren los casos más graves. Los hombres hacen mobbing en un porcentaje muy superior a las mujeres.
Este acoso es analizado en profundidad por la destacada académica Elizabeth Wenck, en un estudio que realiza para la última edición de Iniciativa Laicista (noviembre 2016, pag. 11), y donde expresa: “Tan relevante como la angustia es el acoso psicológico que se puede haber sufrido, que es considerado como una de las experiencias más devastadoras a las que se pueda someter a una persona en situaciones sociales cotidianas. La razón radica en que este acoso consiste en ser objeto de agresión por los miembros del propio grupo social”.