Error conceptual del Papa Bergoglio

por Sebastián Jans

A través de la revista católica belga Tertio, entrevista citada por www.religiónenlibertad.com, el actual jefe vaticano ha dado señales de una confusión lingüística.

Ante la pregunta del medio, sobre el periodo en el cual vive Bélgica, donde se quiere separar la religión de la vida pública, por ejemplo en el currículo educacional, donde es opinión que, en tiempos de secularización, la religión tiene que ser reservada a la vida privada, y como puede la Iglesia Católica ser al mismo tiempo Iglesia misionera, saliendo hacia la sociedad, y vivir la tensión creada por esta opinión pública, el Papa Bergoglio responde:

 

Bueno, yo no quiero ofender a nadie pero esta postura es una postura anticuada. Esta es la herencia que nos dejó la Ilustración – ¿no es cierto? – donde todo hecho religioso es una subcultura.Es la diferencia entre laicismo y laicidad.Esto lo he hablado con los franceses”.

“El Vaticano II nos habla de la autonomía de las cosas o de los procesos o de las instituciones.Hay una sana laicidad, por ejemplo, la laicidad del estado.En general, el estado laico es bueno. Es mejor que un estado confesional, porquelos estados confesionales terminan mal”.

“Perouna cosa es laicidad y otra cosa es laicismo. Y el laicismo cierra las puertas a la trascendencia: a la doble trascendencia, tanto la trascendencia hacia los demás como, sobre todo, la trascendencia hacia Dios. O hacia lo que está Más Allá. Yla apertura a la trascendencia forma parte de la esencia humana. Es parte del hombre. No estoy hablando de religión, estoy hablando de apertura a la trascendencia”.

“Entonces, una cultura oun sistema político que no respete la apertura a la trascendencia de la persona humana, poda, corta a la persona humana. O sea, no respeta a la persona humana. Esto es más o menos lo que pienso yo. Entonces,mandar a la sacristía cualquier acto de trascendencia es una asepsia. Que no dice con la naturaleza humana, se le corta a la naturaleza humana buena parte de la vida, que es la apertura”.

En el mismo ánimo de no ofender a nadie, solo con una intención de aclarar conceptos, diremos que “laicidad” es un sustantivo abstracto que indica la cualidad de una cosa, ambiente, espacio o tiempo; que el laicismo es una doctrina que promueve la laicidad en cualquier ambiente, espacio o tiempo (por ejemplo, en el Estado y el espacio público o compartido por todos y en el tiempo que nos toca vivir); y es laicista es un calificativo para quienes promueven esa sana forma de ordenamiento social y político que permite que cualquiera pueda vivir su idea de trascendencia en su vida personal y colectiva  (con quienes comparten esa misma idea de trascendencia) sin pretender la hegemonía, a partir del control de las instituciones políticas para imponerla a los demás.

El jefe católico universal debiera entender que no hay una contradicción entre laicismo y laicidad, ya que uno es consecuencia del otro. 

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