No ha pasado desapercibido para los medios internacionales del laicismo, la nota aparecida en el periódico digital chileno “El Dínamo” (23/12/16), que bajo el título de “¿Estado laico? Así luce el pesebre en el Palacio de La Moneda”, señala “Muchos cuestionan el hecho de que el Ejecutivo, Legislativo o Judicial utilice simbolismos y tradiciones cristianas, sobre todo, y de otras religiones en fechas importantes. Como cada año,el Palacio de La Moneda instaló un enorme pesebre en el Patio de los Cañones para la conmemoración de Navidad, reinstalando una duda constante por estas fechas: ¿es Chile un Estado laico?”
Dada la naturaleza simbólica y republicana que tiene el palacio de gobierno chileno, sede del poder ejecutivo, resulta particularmente contradictorio que se dé una señal tan agresiva contra quienes tienen una visión religiosa, filosófica o de conciencia distinta a la católica, que realza de manera tan evidente el culto mariano y una concepción específica sobre el relato cristiano.
El pesebre tuvo un costo de 15 millones de pesos el año 2014, y ante las críticas de la Sociedad Atea, la respuesta del vocero de gobierno de entonces, Álvaro Elizalde, fue que este pesebre se iba a ocupar durante los cuatro años de la administración actual, y “que la inversión total corresponde a menos de la mitad de lo que se gastó con el mismo objetivo durante el gobierno anterior”.
Quienes administran la casa de gobierno deben considerar que los impuestos que financian la sede del Ejecutivo, son cancelados por contribuyentes de distintas visiones religiosas y no religiosas, y que la república y sus lugares emblemáticos son de todos, no solamente de quienes reclaman reivindicaciones mayoritarias o hegemónicas.
Ciertamente, algunos indicarán que en esta celebración de fin de año se da curso a una visión ecuménica. Sin embargo, aún el ecumenismo es un sesgo dentro de la diversidad nacional.
