Somos lo que defendemos

La organización Reporteros sin Fronteras (RSF) rindió homenaje a los caricaturistas censurados o que por sus dibujos son objeto de amenazas y presiones por parte del poder político, religioso o económico, cuando se conmemora el segundo aniversario del atentado de fanáticos religiosos contra «Charlie Hebdo», en el que fueron asesinadas 12 personas, entre ellas varios miembros de la redacción de ese semanario satírico.

«Las exacciones se multiplican contra una profesión claramente amenazada», denunció esa organización, debido a que los dibujantes de prensa se ven «todavía con demasiada frecuencia» castigados por «su ironía y su impertinencia», cuando con su trabajo «defienden» la libertad de información.

Reporteros Sin Fronteras y asociaciones de caricaturistas de prensa, entre ellos Cartooning for Peace (CFP), elaboraron retratos de caricaturistas que por sus dibujos han sido despedidos, detenidos, encarcelados y hasta asesinados, señala Periodistas-es.com.

Es el caso de Zunar, quien desde hace años padece el acoso del gobierno de Malasia y cuyo proceso se abrirá a finales de enero; de Tahar Djehiche, dibujante argelino condenado a prisión incondicional, acusado de haber ofendido al presidente de su país, Abdelaziz Buteflika; de Musa Kart, colaborador del diario turco Cumhuriyet, quien actualmente se encuentra encarcelado, y de Rayma Suprani, despedida del diario El Universal por sus dibujos críticos del gobierno venezolano, que ahora se encuentra exiliada en Estados Unidos.

En ocasiones, el simple hecho de difundir una caricatura puede ser causa de procesos judiciales y penas de cárcel. Fue lo que le sucedió al bloguero tunecino Jabeur Mejri, quien fue condenado en 2012 a siete años y medio de cárcel por sus publicaciones en Facebook.

La libertad de pensamiento es un derecho fundamental en cualquier sistema democrático, la piedra angular sobre la que se levanta el resto de derechos básicos del ser humano, señaló el periodista Ian Lagstom, en un artículo titulado “Somos lo que defendemos”, publicado en El Mundo.es (05/01/17). Allí expresa: “A diferencia del ataque contra las Torres Gemelas en 2001, la matanza del 11-M en Atocha o la masacre del 7-J en Londres, en esta ocasión el objetivo de los terroristas no era sembrar el terror indiscriminadamente, sino que tenía un destinatario concreto: un medio de comunicación. Fue una declaración de intenciones del yihadismo. Al atacar un símbolo de la libertad de expresión, esencia de la civilización democrática, quedaba claro cuál era su verdadero móvil: atentar contra nuestro modelo de vida”.

En la edición conmemorativa de Charlie Hebdo (aparecida el 5 de enero recién pasado), su actual director, Laurent Sourisseau (Riss), afirma en el editorial que los sucesores de quienes sufrieron el atentado cometido en la redacción por los hermanos Kouachi (hubo 12 muertos y varios heridos) van a seguir combatiendo «con la misma rabia» contra los que ya luchaban los que ya no están.

Riss hace hincapié en que «el del 7 de enero (de 2015) no es un atentado como los demás. Es un crimen político que tenía como objetivo suprimir ideas y a quienes las proclamaban. Ese día, las víctimas fueron asesinadas a causa de sus opiniones políticas, de sus escritos políticos, de sus dibujos políticos».

«Desde hace ya dos años tenemos que soportar sus lecciones políticas y morales. Que si ‘Charlie’ habría ido demasiado lejos. Que si ‘Charlie’ no respeta nada. Que si ‘Charlie’ se lo habría buscado. Pero detrás de los vómitos de nuestros grandes pensadores de izquierdas, hay una historia. La sumisión al totalitarismo».

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