Organizaciones políticas emergentes

El nuevo movimiento político español Ciudadanos, ha sacado su preliminar definición de partido laico, tal y como marcaba hasta ahora su ideario. Sin debate y con el visto bueno del aparato del partido, este término se ha sustituido por el de “aconfesional”. Un matiz leve, pero importante a ojos de la ejecutiva.

“El laicismo”, explica un miembro destacado de la formación, “implicaba tomar partido” en el debate religioso, es decir; reafirmarse en la lejanía respecto de la Iglesia o las órdenes clericales. En cambio, la aconfesionalidad abre el abanico y determina de antemano no situar la formación en ningún punto del eje religioso”.

“La Constitución define España como un país aconfesional, y no laico. Nosotros somos un partido constitucionalista y este paso, que aparentemente podría pasar desapercibido, supone alinearnos con el mandato de la Carta Magna”.

En tanto, un seguimiento realizado por el Observatorio Laico de Europa Laica, ha puesto en evidencia los documentos presentados para la Asamblea Ciudadana de Podemos, en que se menciona específicamente una caracterización o una perspectiva laica o laicista, del nuevo partido o de su acción política. Ver https://goo.gl/OBFyUa

La emergencia de los nuevos movimientos políticos en España y Chile, que sugieren una nueva forma de hacer política y un nuevo tono en los contenidos, haciéndose más cercanos a las aspiraciones, convicciones y demandas ciudadanas, necesariamente pasan por interpretar adecuadamente las motivaciones y comprensiones de la ciudadanía ante el ejercicio civil de los derechos humanos.

Ante una sociedad crecientemente secularizada la ambigüedad frente al ejercicio de hegemonización que practican o pretenden los líderes de ciertas religiones, que tienen fuerte impacto sobre los procesos políticos, en los debates de las leyes y en la práctica civil, no hay organización política que no sea conminada a enfrentar una definición respecto del rol de las iglesias en la práctica política de un país.

Esto no está al margen de lo que deben enfrentar los movimientos políticos emergentes en Chile, sobre todo cuando las antiguas y tradicionales organizaciones políticas han sido obsecuentes ante la influencia religiosa. De ellos no han escapado incluso organizaciones políticas con claro origen laicista.

¿Cuál será la posición de los nuevos movimientos y partidos políticos en Chile, frente a un país que está crecientemente secularizado, sobre todo en las nuevas generaciones? ¿La ambigüedad de la aconfesionalidad o derechamente la laicidad? 

Los liderazgos han dado señales en ese sentido. Boric ha tenido una posición que se ha hecho  notoria de apuntar hacia una concepción laicista. Lo que Jackson aún es ambiguo, aun cuando hay muchos dirigentes de Revolución Democrática que tienen profundas convicciones laicas. Mirocevic aún tiene que hacer un esfuerzo conceptual más preciso, más allá del lugar común “liberal”.

Todo indica que las nuevas propuestas políticas no podrán abrochar su futuro, sin resolver aquellos aspectos que marcan la realidad social de nuestro tiempo, donde los derechos de conciencia adquieren una condición determinante y crecientemente seculares. Garantizarlos requiere de un Estado y un ordenamiento político que no sea hegemonizado por corriente alguna.

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