La próxima visita, del 06 al 10 de septiembre, del Papa Bergoglio a Colombia está provocando reacciones contrarias, de parte de los sectores seculares de ese país. Como siempre, las visitas papales se presentan en la ambigüedad de una visita de jefe de Estado. Pero la pompa de la noticia entregada a través de las palabras del presidente Juan Manuel Santos fueron la bienvenida a un líder religioso, no a un jefe de Estado. El propio Santos dijo que es una “visita apostólica” para que Bergoglio venga a repartir las “enseñanzas de Jesús” a los “hijos de dios”.
El periódico Excelsio.net, ha señalado en su editorial que si el Gobierno de Juan Manuel Santos invierte un solo centavo del erario en financiar la visita de Jorge Bergoglio a Colombia, deberá ser demandado. Colombia como Estado laico no debe invertir los recursos públicos en financiar a ninguna religión y en ese sentido, pagar por la visita de Bergoglio, no tiene por qué salir del dinero que los contribuyentes pagamos.
La Constitución de 1991, dice el editorial, consagra en sus artículos 18 y 19 la libertad de culto y la Corte Constitucional en su sentencia C-350 de 1994 dejó claro que este país no es católico, sino laico, al declarar inexequible la consagración del país al ‘sagrado’ corazón de Jesús.
Según la Corte Colombia es una Estado laico y pluralista, «fundado en el reconocimiento de la plena libertad religiosa y la igualdad entre todas las confesiones religiosas», eso quiere decir que si Santos financia la venida de Bergoglio, deberá hacer lo mismo con los «pontífices» de cualquier otra religión.
La misma Corte, recuerda el medio, dejó claro en su sentencia que una preferencia en asuntos religiosos, es inconstitucional «por cuanto viola la igualdad entre las distintas religiones establecida por la Constitución».
En el blogs de ElTiempo.com, en tanto, el periodista David Osorio, premiado por la Secular Student Alliance, y primer ganador del Premio Etecom en la categoría de prensa digital, escribió hoy, sobre lo que considera el argumento de mayor peso: “el Estado debe tratar a todos sus ciudadanos por igual, y darle un tratamiento privilegiado a una religión particular (o a varias religiones, o a todas) atenta contra todos los que no adhieren a esas creencias, por tanto el Estado debe ser absoluta y totalmente laico, para no violentar el derecho humano a la libertad de culto de nadie y ninguna religión se verá beneficiada por dineros públicos”.
El periodista cuestiona el aporte de Bergoglio a cualquier esfuerzo de reconciliación colombiano, sobre la base de que justificó el terrorismo que produjo la masacre de Charlie Hebdo, diciendo que, con sus provocadoras blasfemias, los caricaturistas se habían buscado que los hermanos Kouachi segaran sus vidas esa fatídica mañana de enero. Del mismo modo, recuerda que en todas sus giras, Bergoglio repite su monserga contra el laicismo, los derechos sexuales y reproductivos, la población LGBTI, los métodos anticonceptivos, la adopción homoparental, la tecnología y las “noticias falsas” de las que tanto se ha servido la Iglesia que él dirige. No hay motivos, concluye Osorio, para pensar que esta vez será la excepción.
Por último que se debe exigir el más absoluto e irrestricto respeto por el Estado laico sin excepciones de ningún tipo. Eso incluye cuestionar que se estén destinando recursos públicos para la promoción de una “visita apostólica”.
