Homo Sapiens, Homo Deus

Columna de Opinión

 

 

 

Homo Sapiens, Homo Deus

Jorge Navarrete Bustamante

Nos referimos a realidades, a posibilidades, más no a profecías. Ello sustentado en verificaciones y progresos científicos compendiados por Yuvan Harari (doctorado en la Universidad de Oxford), empero también de lo leído por el suscrito desde muy joven a historiadores y filósofos clásicos y modernos, la ya constatada investigación de Darwin, lo aportado por la Escuela de Frankfurt, también de lo escrito y exhibido maravillosamente por Carl Sagan, en su programa “Cosmos”, y en las notables publicaciones de Hawking y Richard Dawkins, entre otros.

Ellos, reconocidos librepensadores a los cuales adhiero intelectualmente, coinciden en que las religiones y dios son un constructo cultural, que cumplieron precisamente la función social de ordenar a la humanidad de cada época en pos de determinados intereses y objetivos de las instituciones creadas también por los hombres y mujeres en cada tiempo y lugar.

Primero el Animismo, luego el Politeísmo y, finalmente, un único Dios, se impuso éste  –a sangre y fuego- hasta “aceptar” cada persona que la religión y su dios le dan  “sentido a su vida” ya antes de nacer y después de vivir. Esto se cree, no se piensa; es pasión más no sentimiento; se expresa en movimiento de masas más que individualmente; es el comienzo y el fin, más no el camino vivido en la vida y tan propio de quién aspira a lograr una espiritualidad verdadera.

Las religiones y su dios han permanecido pétreas ante el avance de la humanidad. Son meramente reactivas. Sus respuestas a las interrogantes trascedentes persisten inmutables como no verificables a lo largo de siglos.

 

Ha sido la razón, el sentimiento, el amor a la verdad y la ciencia de la humanidad la que con su dinamismo, autocrítica, constancia y progreso permanente ha avanzado y prosperando en tales respuestas verificables: ¿De donde venimos? Somos hijos de la Evolución. ¿Quiénes somos? Somos Homo Sapiens, seres axiológicos en constante cambio y perspectiva hacia la amortalidad. ¿Hacia donde vamos? Ello aún no lo sabemos, aunque la realidad vigente insinúa que hacia una sociedad de “Nuevo Tipo”, la Post Humanidad.

Sé que lo anterior puede ser –y les pido perdón por ello- incomprensible o doloroso para un segmento de la generación actual cuya influencia si no control de la familia, de la educación, de la política y la cultura han estado por generaciones bajo la férula de las religiones, dominando sus mentes, su conciencia y transmutándolas en un modo “tradicional” de ser. Más aún es difícil entender ello en el Maule, una comunidad fundamentalmente rural, y también en América Latina o África.

Empero hoy el mundo se encamina hacia nuevos estadios espirituales, éticos y de respuestas convincentes. La juventud de hoy tiene ahora acceso inconmensurable al conocimiento a través del internet para aproximarse a la Verdad Buscada y ya no a esa incuestionable, por lo dogmática, Verdad Revelada, en que han creído nuestros ancestros y  aún parte de la generación actual que no lee el maravilloso Libro de nuestro Universo.

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