Nos dejan sin poesía

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Nos dejan sin poesía

Coral Bravo

ElPlural 04/05/17 (fragmento)

La poesía, la literatura, las humanidades nos son tremendamente necesarias. Son la cultura. Son las grandes herramientas que tenemos para investigar la vida, el mundo y a nosotros mismos. El mundo sin arte y sin cultura, sin belleza, sin sensibilidad es un desierto enorme, estéril, triste e infecundo. La literatura no es un pasatiempo ni una evasión, decía Ernesto Sábato, sino una forma, quizás la más completa y profunda, de examinar la condición humana.

Recuerdo muy bien esos mensajes con que nos bombardeaban en la infancia, no por parte de mis padres, quienes eran bastante idealistas, sino por la escuela, la iglesia, la sociedad entera, referentes a la idea de “utilidad”, “hombre o mujer de provecho”, “como dios manda”, pensar en el mañana, etc., etc., mensajes que siempre me chirriaban y me provocaban rechazo y desasosiego. Con el tiempo supe que toda esa ciénaga de ideas se corresponden a la base de la pirámide de Maslow. La parte más prosaica, primaria y vulgar de la vida. Sólo la base. Vivir ahí es prosaico, anodino, árido y muy baldío. No digo que no sea necesario ese plano de la vida y de la existencia. Todos tenemos necesidades básicas que hay que cubrir. Pero quedarse ahí es morir estando vivo.

Pues bien, siendo así parece que la derecha española pretende dejar a los españoles en ese primer escalón, la base de la pirámide de Maslow. Ese estadio vital primario en el que las personas se preocupan sólo por conseguir satisfacer las necesidades más básicas y primarias. ¿Música, filosofía, literatura? Eso para los ociosos, que lo que aquí cuenta es ser un buen esclavo del sistema, que rinda a cambio de lo menos posible, y, sobre todo que no piense. Porque pensar es un pecado, es muy peligroso, es como el placer, nos vuelve ciegos, tontos o locos. Eso decían los curas hace años a los niños inyectándoles en vena la culpa y el miedo.  Y eso dijo, justificando la supresión de filosofía y con otras palabras, el ministro Wert: “España no tiene tradición filosófica”.

 

¿Cómo va a tener España tradición filosófica si en España, si pensar, por obra y gracia de algunos, es pecado y está peor que mal visto? Así, se dedican a hacer barridas de las humanidades en la enseñanza, garantizando futuras generaciones de incultos y acríticos.

El Partido Popular, siguiendo la misma línea que ha suprimido en la Educación española la música y ha reducido, con la LOMCE, la filosofía en Bachillerato a su más mínima expresión, ha aniquilado prácticamente la Literatura del currículum de Secundaria. El último disparate en cuanto a Educación de los neoliberales se refiere es el de hacer desaparecer, a partir de este curso, la asignatura de Literatura Universal, dejando de ser optativa en segundo de Bachillerato y también, por tanto, de Selectividad. Ahí queda eso. De un plumazo dejarán de existir para los estudiantes españoles en su vida académica MarkTwain, Dumas, Shakespeare, Kafka, Baudelaire o Dickens.

De un plumazo dejaron también de existir Nietszche, Platón, Sócrates, Shopenhauer o Kant. Y de otro desaparecieron Beethoven, Mozart, Liszt, Bach o Chopin. Muera la inteligencia, dijo, supuestamente, Millán Astray mientras perseguía a los “rojos” para aniquilarlos. A algunos les encanta la palabra “aniquilar” junto a todos sus sinónimos. Los del Partido Popular dicen implícitamente, además, muera la cultura, muera el humanismo y muera la sensibilidad. De otra manera no se explica la vergonzosa e inadmisible exclusión de la enseñanza que llevan a cabo de la cultura y el humanismo. Por si fuera poco, la guerra contra la cultura también se ceba con la cultura propia, la española, limitando los temarios al siglo XX. Y, además, se elimina del temario la Literatura Hispanoamericana. Adiós a Cortázar, a Benedetti, a García Márquez, Neruda o Cesar Vallejo.

La palabra contiene el mundo. Contiene el pasado, y el futuro. Contiene los sueños, la ilusión, la alegría, el dolor y el desencanto. Es el reflejo de lo que somos. De lo que soñamos y de lo que pensamos. Si nos quitan la literatura y la palabra ¿qué nos dejan? ¿Qué país, qué sociedad será ésta después de unos años? Decía la filósofa alemana Hannah Arendt, en “La banalidad del mal”, que el ser humano jamás debe dejar de pensar porque pensar es el único conjuro contra la barbarie. 

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