Mujeres nicaragüenses por la laicidad

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im defensorasLa información, el conocimiento y reflexión crítica son elementos importantes de los que se nutre el accionar de las defensoras de derechos humanos de las mujeres; por eso unas treinta defensoras provenientes de Matagalpa, Estelí, Pantasma, Jalapa, Condega, Jinotega, Ciudad Darío y Managua, nos juntamos la mañana del 26 de junio en el auditorio del Centro Cultural Guanuca en Matagalpa para entrarle al asunto en un conversatorio sobre la “Laicidad en la defensa de nuestros derechos”, de la mano de la feminista y economista Martha Yllescas; quien de entrada aclara que no hablaría de la fe porque eso es un derecho de cada quien.

 

Este es el preámbulo de una nota publicada por la Iniciativa Nicaragüense de Defensoras de los Derechos Humanos de las Mujeres, en IM-Defensoras.org. El texto continúa: 

Para comprender los conceptos de laicidad y secularidad; y analizar sus implicaciones, Martha llevo al grupo en un recorrido histórico que dejo ver como los asuntos y el poder religioso ha estado vinculado con el gobierno.
No fue difícil notar que aunque hay cambios, lo que definitivamente no cambia es el lugar de las mujeres en la sociedad, siempre en un rol de subordinación a la figura masculina sin derechos y estigmatizada.

La división sexual del trabajo y de los espacios público y privado. En la ecuación que corresponde al poder, las mujeres quedan al margen. Entre las participantes, no ha sido difícil identificar los paralelismos entre la historia que escuchan y la historia que observan cotidianamente en su quehacer como defensoras y activistas.

Recuerdan el caso de Vilma Trujillo, la mujer quemada en una hoguera por fanáticos religiosos este año en Siuna. Este crimen producto de fundamentalismos religiosos que prevalecen en nuestros días y que sacaron a luz pública una vez más el menosprecio por la vida de las mujeres con que operan las religiones.

Otro ejemplo se refiera a las negociaciones que se acostumbran para resarcir a las familias de niñas y adolescentes violadas en el campo, igualmente los argumentos que condenan a las mujeres que deciden abortar.

La iglesia como institución, más allá de la religión de la que se trate, es fuente de poder, administradora de la fe y más aun, administradora del deber ser según el género.

Martha explica que: “La laicidad no es sinónimo de ateísmo, sino que se refiere a un estado que no tiene religión y dónde todas las religiones que profesan sus ciudadanos tienen cabida. En tanto la secularidad, se refiere a lo que no es sagrado, a una sociedad que profesa su fe desde lo íntimo, y reconoce el derecho de las otras personas a tener sus propias creencias”.

Algunos de los puntos conclusivos del conversatorio:

  • Lo personal es indivisible, tiene que ver con el derecho a la libertad de conciencia
  • Es necesario aclarar cuál es el bien jurídico a proteger
  • Libertad de culto
  • Un derecho no es igual a una obligación. Por ejemplo abortar debería ser un derecho pero no es una obligación como pagar impuestos, proteger o tutelar a las hijas e hijos, la pensión alimenticia….
  • Las y los funcionarios públicos son personas con derechos y obligaciones, sin potestad para violentar los derechos de las demás, ni imponer sus creencias

Al final, nos vamos con la idea clara de la urgencia de un estado y unas prácticas ciudadanas sujetas a derecho, a las normas jurídicas de una nación y no a la subordinación religiosa, a la interpretación individual de dios, sino a las leyes que deben regir a las personas en igualdad de condiciones.

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