Los bikinis o burkinis en el objetivo político

¿Es la forma de vestir en un playa el medio con que puede expresarse el carácter laico de una sociedad y como el Estado debe garantizar los derechos individuales? El actual verano francés comenzó con la polémica en torno al burkini, que fue prohibido en algunos municipios con balnerarios públicos. Ello desató una polémica ideológica sobre aquella prenda, donde se manoseó el laicismo de un modo burdo, escondiendo prejuicios y posiciones oscuras, como las del conservadurismo anti musulmán francés y las del conservadurismo musulmán anti occidental. La forma de vestir pasó a ser emblema de posiciones objetivamente anti-laicistas cuando se trata de establecer el fondo de los derechos fundamentales de las personas.

 Sin embargo, nuevamente la forma de vestir en los lugares con balnearios, aparece en el uso de medidas que ocultan el fondo de los problemas derivados del anacronismo cultural.

El DiariodeNavarra.es informó el pasado 08/08/12 que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, ha propuesto la apertura de un complejo hotelero de lujo en el mar Rojo donde las mujeres podrán usar bikini en espacios compartidos con hombres, una decisión que ha sido considerada por muchos críticos como un insulto a las mujeres en un país en el que no gozan de derechos básicos como libertad de movimiento o permiso para conducir. La medida provocó muchas críticas en las redes sociales. «Concédanle a las mujeres el derecho a conducir antes de darle el derecho a llevar bikini… ¿los derechos comienzan quitándose la ropa?», fue una de la reacciones recogidas. Quienes han opinado en las redes sociales coinciden en que el retraso de los derechos de la mujer en Arabia Saudí es uno de los mayores del mundo.

Observadores imprecisados por la nota periodística han interpretado esta decisión como un intento de eliminar la religión de la política, “un paso hacia el laicismo que ya había anticipado el embajador de Emiratos Árabes Unidos en Estados Unidos, Yusef al Otaiba, quien sugirió que Arabia Saudí era su principal impulsor en Oriente Próximo. «Si preguntas a Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Jordania, Egipto, Bahréin cómo quieren que sea Oriente Próximo en 10 años (…) nos gustaría que fuese más laico, estable, próspero y con Gobiernos fuertes», declaró.

Lo que habría, sin embargo, en el anuncio sería un intento por diversificar la economía saudí, fuertemente dependiente del petróleo, para lo cual el Gobierno trata de flexibilizar las estrictas normas del país, donde atractivos turísticos como el alcohol o el uso libre de las playas están vetados.

El resort donde las mujeres podrán usar bikini estará situado en la costa noreste del país y será «gobernado por leyes a la par con los estándares internacionales», según ha declarado el Gobierno, que ha asegurado que el espacio «será extremadamente seguro y proporcionará protección a todos los visitantes de acuerdo a las mejores prácticas internacionales».

«(El nuevo complejo) establecerá nuevos estándares para el desarrollo sostenible y pondrá en marcha viajes de lujo que pondrán a Arabia Saudí en el mapa del turismo internacional», ha declarado el fondo de inversión pública del país. La construcción comenzará en 2019 y una primera fase de la obra estará lista para 2022, a fin de que para el 2035, las autoridades esperan poder acoger a un millón de turistas al año, para cuando el petróleo esté en franca retirada en los mercados internacionales.

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