LA PROYECCIÓN DE UNA CONCIENCIA DE LA NECESIDAD

Ruben Farias ch

Ruben Farias chPor Rubén Farías Chacón

A pocas semanas de conmemorarse un nuevo aniversario de la promulgación de la LEY N° 3.654 relativa la Instrucción Primaria Obligatoria publicada en el diario oficial N°12,755 de 26 de agosto de 1920, vale la pena recordar algunas ideas que, con el paso del tiempo, aún mantienen vigencia pero en contextos diferentes. Este hecho no siempre se reconoce, pues se piensa que como los acontecimientos pasados ya ocurrieron, nada de eso puede continuar existiendo. Sin embargo, tal aseveración si bien se comprende en cuanto a los hechos físicos, a lo material, difícilmente se acepta en otro orden de cosas. Quienes así piensen, están en su derecho; es una forma de apreciar la vida. Pero también existen otras formas de conocer los hechos del pasado y su trascendencia en el tiempo.

 

Los hechos físicos ocurridos como consecuencia de las acciones humanas, no siempre desaparecen y su vigencia se expresa como patrimonio de la Humanidad: pirámides, grandes construcciones, adelantos del desarrollo científico y tecnológico, instrumentos, comunicaciones, etc. Otros, en cambio, sí pueden desaparecer por similar acción: una guerra, incendios, o bien por efectos naturales: terremotos, maremotos, huracanes, etc. Pero el pasado contiene también otras características que no desaparecen fácilmente, pues se ubican en el plano de las ideas y cuya importancia se transmite de manera especial, cuando los problemas de cada época no resueltos ni respondidos sobrepasan esos tiempos para enfrentar los siguientes: la existencia de los clásicos pensadores conocidos a través de los estudios e investigaciones filosóficas es una prueba de ello.

Pero el lector se preguntará, ¿qué tiene que ver esto con la Ley citada?. Curiosamente, bastante: los problemas identificados acerca del tema se encuentran también —y en variados casos— relacionados con las situaciones actualmente conocidas, pero no por la ausencia de un marco legal, sino por los fundamentos interpretativos aportados y que también son aplicables al desarrollo cultural de la sociedad del presente. Algunos ejemplos[1]:

En el texto de la profesora Illanes, se señala: “…aunque la conquista de ‘lo legal» no siempre ha sido sinónimo de «lo real», al menos éste ha sido el modo tradicional chileno para producir reformas y cambios que demoran el tiempo en que madura la inercia, hasta que sale al exterior finalmente, ante el límite político y la crisis social”, (p. 61). Nuestra realidad política en lo que al sector educacional se refiere —y también a muchos otros— lo demuestran, especialmente cuando los problemas sociales avanzan y sobrepasan los marcos legales existentes. El reciente acuerdo del Parlamento de favorecer con el 10% del retiro de fondos a la población es una evidencia de lo afirmado.

En otro caso, se indica que “Los años que transcurren entre 1909 y 1920 corresponden a tiempo muy fructífero de la historia chilena cuando, lo que llamaremos «conciencia de la necesidad», trabajó en el «convencimiento”, golpeó incansable las paredes, frías, malgastó palabras ante las inmutables columnas de la estructura. Un tiempo en el que aparentemente, nada se logra, pero que siembra sobre tierra fértil la <Necesidad» histórica de lo social>, (p. 61). ¿No es acaso algo parecido con lo que hoy ocurre, en que la injusticia que históricamente el chileno ha vivido se expresó en la conciencia real que socialmente se tuvo a partir del 18 de octubre de 2019 y que no obstante las reiteradas peticiones hechas ante el poder político para solucionar los problemas si bien fueron escuchadas no fueron, sin embargo, respetuosamente consideradas?. El resultado de esto se expresó, por lo tanto, y como la cita lo señala, sólo como la “semilla sembrada en tierra fértil” representando con ello, la <Necesidad> histórica de lo social.

Otro episodio llamativo por lo sorprendente y perversa odiosidad demostrada ante la posibilidad de otorgar la ayuda a la población infantil más desprotegida, se describe en la siguiente información, cuando el diputado Barros Erráuriz —refiriéndose a los fundamentos que aportaban los responsables de la propuesta de la Ley sobre la Instrucción Primaria Obligatoria— señalaba: “Yo no acepto estas ideas, porque ellas nos conducirán al desenfrenado socialismo. “(…) Como se ve, si quisiéramos implantar la instrucción primaria obligatoria, tendríamos que ir antes a la alimentación del pueblo. Podemos idear toda clase de protección a las clases desvalidas, pero ir a la alimentación obligatoria del pueblo es algo que considero inaceptable. Que había que apoyar a la familia obrera a través de la higiene, construyéndole habitaciones, reprimiendo el alcoholismo. Que sólo después de combatir el alcoholismo se podía pensar en difundir más la instrucción: Que esta instrucción primaria obligatoria era una ‘mercadería de origen alema, ‘ex-prusiana’, puntualizaba; y que eran muy distintos los efectos de una ley aplicada en un país sajón que en uno latino como el nuestro. Que, en definitiva, esta ley de instrucción primaria obligatoria tal como se la quiere implantar en el país, debe ir acompañada de una ley de alimentación gratuita, cosa que la Cámara no puede ni siquiera discutir»[2].

De su lectura se derivan varias ideas que aún subsisten pero como problemas asociados a las características propias de este tiempo, es decir, las controversia de hoy también se manifiestan a través de planteamientos equivalentes a los de ayer aunque sus fundamentos siguen siendo incomprensibles para un librepensador. Veamos algunos ideas citadas anteriormente:

  • “Yo no acepto estas ideas…” ¿por la intencionalidad expresada acerca del el bien social que sus aplicaciones significan o por la voluntad interesada de satisfacer propósitos diferentes marginándose a quienes realmente lo necesitan?. En la actualidad, esto es muy parecido a lo que ocurre respecto de las políticas de Estado en materias sociales.
  • “Podemos idear toda clase de protección a las clases desvalidas, pero ir a la alimentación obligatoria del pueblo es algo que considero inaceptable” .Todo ello, agregaba, “…la Cámara no puede ni siquiera discutir”. Hoy, expresiones de esta naturaleza serían inconcebibles; sin embargo, si la persona carece de una fuente laboral permanente, que le permita recibir remuneraciones dignas y suficientes para una buena calidad de vida, ¿no está acaso en riesgo de no tener acceso las posibilidades de una buena alimentación, de una buena salud o de una buena educación?.

Habría mucho más que explicar acerca de estos problemas. Lo interesante es comprender que los hechos del pasado se deben interpretar en función de sus propias circunstancias y no se juzgan con la lógica del presente. Las vulnerables situaciones de vida que aún persisten se las debe comprender, en cambio, como consecuencia de la aplicación de modelos  organizativos que desde el pasado han promovido ideas que minimizan o acentúan las diferencias. Lo importante es comprobar si esto ha favorecido o no el Bien Superior del país o han respondido sólo a ambiciones económicas y de poder ajenas a la realidad.

 

[1]     ILLANES O. María Angélica. “Ausente, señorita”. El niño chileno, la escuela para pobres y el auxilio (1890-1990). Hacia una historia social del s. XX en Chile. Colaborador  profesional: Luis Moulian. Santiago, dic. 1991

[2]     ILLANES O. María Angélica. “Ausente, señorita”, est. Cit., p. 72  y B.S.C., Dip. Ord. Sesión julio 9 de 1920, p. 667.

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