Responsabilidades Institucionales Y Medio Ambiente.

Ruben Farias ch

Ruben Farias chPor Rubén Farías Ch.

El desafío que implica educar ambientalmente a la sociedad en todos sus niveles, relaciones, ámbitos y compromisos, es una tarea de todos. No es sólo un enfoque acerca de los aspectos físicos de la naturaleza: fuego, tierra, aire, agua, sino también de los ambientes caracterizados por la intervención humana en sus variadas expresiones de habitabilidad Sus diferencias de usos determinan la existencia de sus particularidades ambientales y esto, al igual que en el caso físico-natural, se expresa en el destino de los recursos, infraestructura, tecnologías, especializaciones profesionales y técnicas, etc.

 

Cuando se estudian estos problemas desde la perspectiva antrópica, surgen situaciones ambientales no previstas ni determinadas por la naturaleza misma. Es la obra humana, que influye en la creación de sistemas organizativos que son capaces de generar otros tipos de ambientes que resultan de las acciones ejercidas por el hombre y sus relaciones sobre la naturaleza y provocar creaciones de espacios funcionales a las exigencias de nuestra vida.

En este sentido, es necesario reconocer la importancia que el problema tiene en las gestiones que los responsables de las instituciones en general y sus relaciones sectoriales presentan en los orígenes y desarrollo del problema ambiental. Especialmente importante es el compromiso de las instituciones educativas, incluidos en ellas los sectores de iglesias y de las organizaciones civiles implicadas en las consecuencias derivadas de sus respectivas actividades. Ellas, en la práctica de la misión que les corresponde —y al igual que el Estado y el resto de los componentes y actores sociales— no pueden ni deben marginarse de este compromiso.

El esfuerzo conjunto de todos los sectores, determina que, más allá de sus propias y legítimas diferencias, todos seamos igualmente responsables de los destinos de la sociedad en la que vivimos y, por lo tanto, de las condiciones en que se expresan el conjunto de factores físicos, químicos, biológicos, sociales y culturales capaces de causar efectos directos o indirectos, en un plazo corto o largo, sobre los seres vivos y las actividades humanas”[1] existentes.

En esto, la educación es el eje estratégico básico a través de la cual la sociedad explica y orienta la importancia de cada persona en el contexto de sus relaciones y los efectos que ello puede tener en el entorno si se carece de una adecuada formación que determine nuevas pautas de responsabilidades sociales. Un compromiso de este tipo debe comenzar a partir de los primeros años de vida de la persona, valorando lo que nos rodea, (la naturaleza física y “cultural”); comprendiendo el rol personal (valores) y actuando en consecuencia, (acciones y actividades).

 

En atención a lo expuesto, se entiende por tal exigencia, al compromiso que cada uno de estos sectores de la sociedad debe asumir para contribuir, desde sus legítimas y particulares visiones de mundo, a enriquecer cualitativamente el proceso de la educación nacional y, de modo especial, la dimensión ambiental que en ella esté involucrada

Es importante, por cierto no mantenerse sólo en el análisis del problema sino también ofrecer algunas recomendaciones que permitan comprender la necesidad de promover acciones destinadas a visualizar el grado de compromiso que se tiene en el plano formativo de las nuevas generaciones. El Ministerio de Educación, en el marco de las funciones propias que le compete, debiera considerar como legítimamente válida la formulación de una política de Estado cuyos criterios aseguren el conocimiento ambiental aplicado en todos los niveles y orientaciones. Algunos ejemplos son los siguientes:

  1. Toda relación ambiental es un hecho que naturalmente existe y en cuyo origen cada sector es libre de buscar, comprender y aceptar su propia «Verdad», pero no de imponerla. La lógica del razonamiento que caracteriza a cada una de estas posiciones debe ser conocida, estudiada y reflexionada en el marco de las explicaciones que aporten, destacándose a través de ellas que las acciones humanas pueden ser generadoras de consecuencias favorables y desfavorables al acto fundamental de la vida, motivo éste que determina la necesidad del estudio ambiental como parte fundamental de dicho acto.
  1. A partir del reconocimiento de la diversidad natural y cultural existente, se espera una permanente motivación para que se formulen explicaciones que valoren y dignifiquen el sentido de la vida, promoviendo siempre un clima de paz y de respeto entre las distintas escuelas de pensamiento, condición indispensable para el desarrollo y el progreso de los pueblos, su idiosincrasia y las diversidades de culturales que manifiesten.
  1. Cualquiera sea la institución religiosa y/o cultural considerada y las funciones específicas que mantengan en la sociedad, siempre debiera representar una interesante e importante opción de difusión del valor que la Educación Ambiental tiene desde el punto de vista de lo que es el respeto a la vida, a los derechos humanos y a todos los seres vivos, en general.
  1. Toda comunidad religiosa y en virtud de cada una de sus perspectivas filosóficas que las caracteriza, debieran transmitir un mensaje de explicación de lo natural y de lo cultural concebido como la obra de una causa que legítimamente puede identificarse con un «Dios», con un «Espíritu», con una «Idea», con un «Sentimiento» o con un «Principio Creador» de toda la existencia conocida, permitiendo que cada cual decida por la declaración valórica que mejor se adapte a sus convicciones y no contravenga el sistema socio-cultural establecido.
  1. En atención a lo anterior, las explicaciones y sentimientos que cada una de ellas exprese en función de la misión que la sociedad les reconoce y les acepta, deben ser absolutamente conocidas y plenamente respetadas

Tanto en lo que se refiere a la educación militar como religiosa, esto no debe entenderse como una limitación a la autonomía de las instituciones involucradas ni como una intromisión en la especificidad propia de las líneas de trabajo que cada Centro oportunamente define en los ámbitos de su competencia en cuanto a investigación, proyección hacia el medio, perfeccionamiento en sus diferentes plazos y grados, etc., sino simplemente como una sugerencia que cualitativamente contribuya al fortalecimiento de una formación integral del ciudadano chileno.

 

[1]     https://www.monografias.com/docs/RELACIONES-AMBIENTALES-ENTRE-EL-HOMBRE-Y-EL-MEDIO.

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