Diálogo Abierto con Fulvio Ciaffaroni Jara

Las comunicaciones están en la cuerda floja. Se vive una verdadera crisis cultural producto del bombardeo de información que vivimos diariamente. Es más lo que no logramos interiorizar que lo que sí interiorizamos en cuanto a información. Los medios hegemónicos, como la televisión, no son víctimas de esta etapa gris de las comunicaciones; más bien son parte de las causas, pues llevan años (casi 48 años para ser precisos) sirviendo a intereses ajenos a los que realmente tiene la ciudadanía.

En el Diálogo Abierto de esta semana conversamos con el profesor FULVIO CIAFFARONI JARA, semiólogo experto en medios de comunicación, doctor en Educación y ex académico de diversas universidades nacionales, quien nos habló sobre la crisis que enfrenta la televisión y la comunicación.

Entrevista de Gabriel Palma Garrido

IL.- Los medios de comunicación sufrieron un vuelco importante posterior al golpe de estado el año 1973. Desde esa perspectiva, ¿qué rol ha tenido la televisión chilena en los últimos 40 años? ¿Ha sido un rol más bien social o se ha decantado hacia otras aristas?
FC.- Yo diría que, después del golpe de Estado, la televisión ha tenido un rol netamente comercial.

Cundo nace la televisión en Chile, el decreto que funda este nuevo sistema de comunicaciones es un decreto netamente cultural. En ese entonces era presidente Jorge Alessandri Rodríguez, quien acepta la fundación de la televisión siempre y cuando esta sea para elevar el nivel cultural de la población. Por ese motivo, la televisión nace bajo el alero de las universidades, no como televisión privada.

Posterior al golpe de Estado, ese decreto se cambia y la televisión se hace comercial, y aquí empieza todo el asunto de la “lucha por la sintonía”. A raíz de esto, la Universidad Católica de Valparaíso sufrió una crisis muy grande, junto con su canal UCV TV, y que estuvo mucho tiempo con una programación sumamente restringida.

Con el tema de la televisión comercial y su lucha por la sintonía, irrumpió fuertemente la publicidad. Este fenómeno produjo un debilitamiento notorio a nivel de contenido en la programación televisiva a nivel general.

IL.- En ese mismo aspecto, se ha evidenciado una clara tendencia de los canales de televisión a omitir muchos hechos que se dan en los sectores públicos, cosa que se le critica a la mayoría de estos. ¿Cuál cree usted que sea la razón de esta tendencia?

FC.- Este fenómeno tiene que ver con dos aspectos: El primero tiene que ver con el manejo de la economía a nivel global.

En la comunicación se habla de las “industrias culturales”. Desde el punto de vista de las industrias culturales, y con la globalización de las comunicaciones, la comunicación se reduce a muy pocas personas en el mundo; existe una hegemonía y una monopolización de los medios de comunicación. Esto no solamente ocurre dentro de los medios de comunicación, también se ha monopolizado la industria editorial, por ejemplo. Por este motivo en Europa algunas editoriales pequeñas publican las obras de algunos autores “censurados” por las grandes editoriales.

Las industrias culturales han convertido el mercado de las comunicaciones en un fenómeno global. En esta categoría entran las industrias de la televisión, el cine, las radios, el espectáculo, etc.

Si analizamos el caso de Chile, nos daremos cuenta de que las comunicaciones nacionales se ubican dentro del sector empresarial, por ende, hoy no existe una comunicación independiente en nuestro país. Por esto mismo, las programaciones de los canales de televisión obedecen a una pauta ideológica empresarial, por lo que todas las pautas editoriales serán siempre iguales. Es cosa de prestar atención a los noticieros; siempre son iguales entre sí.

Aquí el problema de la omisión de información no es del periodista, sino de la línea editorial que siguen los canales debido a la monopolización de las grandes empresas de la comunicación

IL.- Televisión Nacional de Chile siempre ha sido un ícono del periodismo estatal, dirigido para las personas, y con una postura más bien pluralista, o eso se supone. Sin embargo, la crisis que vive TVN se ha ido agudizando duramente tanto por la mala gestión como la implacable competencia que debe sostener con los demás canales privados. ¿Cómo ve el futuro del canal estatal? ¿Cree que haya alguna forma de salvarlo sin recurrir a la privatización?

FC.- TVN lleva varios años sin ser un canal estatal de verdad. Desde ese punto de vista, creo que la gente ya no debería colocar de su dinero para seguir financiando el funcionamiento del canal. Si analizamos todos los directores que ha tenido TVN, todos obedecen o a partidos políticos o a empresarios.

Por lo tanto, el canal estatal que alguna vez fue Televisión Nacional, ya no existe. Y en esta medida, la gestión interna del canal ha dilapidado la inversión que el Estado les ha otorgado. La última inversión que se hizo fue para salvar al canal, y con ese dinero se habían comprometido a realizar programas culturales. De eso han pasado años, y nada se ha cumplido.

En Chile hay una crisis de credibilidad que es transversal, donde la democracia está secuestrada por los grupos de poder, y al estar secuestrada la democracia, son estos mismos grupos los que transitan libremente por todos lados, haciéndose cargo de las comunicaciones, de la política, de la economía, etc. Por culpa de esto, la ciudadanía ha quedado marginada de estas disciplinas.

No existe una política comunicacional realmente seria para democratizar, al menos, los medios de comunicación, y esto le está poniendo término a la existencia “pública” de TVN. Dudo que, mientras estas prácticas cuestionables se mantengan, el canal se pueda salvar de una inminente quiebra.

IL.- Se acerca un proceso constituyente, el que puede marcar la historia de nuestro país. ¿Qué proyección hace usted al respecto?

FV.- Espero estar equivocado, pero siento que el proceso constituyente terminará siendo un autogol gigantesco, nuevamente provocado por los movimientos de la clase política. Esto porque los independientes tienen mil y una gabelas para conformar el proceso constituyente, no así los partidos políticos.

Desde ese punto de vista, el haber obtenido un triunfo rotundo se pone en discusión, porque ahora deberemos ver qué tanto más va a cambiar esa constitución cuando la convención constituyente será conformada, en su mayoría, por los políticos de siempre.

Para muestra, un botón: Longueira fue clarísimo al afirmar que los esfuerzos de la derecha no debían estar enfocados en el plebiscito, sino en el proceso constituyente.

A mi parecer, lo único que queda por hacer es que todos los independientes se unan en una sola lista para trata de hacerle peso a los partidos políticos, cosa que es bastante complicada considerando que muchos de estos procesos están cargados con altos niveles de egocentrismo entre quienes participan.

Nos estamos haciendo un harakiri. Hay que deponer las ambiciones personales y proyectarnos en el país que realmente queremos ser. Creo que no hay otra forma de afrontar este proceso.

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