Diálogo Abierto con Pamela Soto: “En este periodo de desencanto con la institucionalidad política podemos pensarlo todo nuevamente”

Entrevista de HEBER LEAL

Conversamos con PAMELA SOTO GARCÍA, especialista en la filosofía de la pensadora española María Zambrano, valerosa activista cívica y defensora inclaudicable del oficio intelectual.  En momentos inciertos y complejos para nuestra vida política, nuestra entrevistada –Doctora en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV); Investigadora Emergente en la Línea «Ciudadanía y Educación», Centro de Investigación Inclusiva, PUCV;  Subdirectora (hasta el 2020) del Área de Educación de la Corporación Municipal de Valparaíso para el Desarrollo Social e investigadora del Centro de Pensamiento Iberoamericano (CEPIB) de la Universidad de Valparaíso–  nos señala la importancia de la filosofía política como reflexión crítica y necesaria de los acontecimientos de la época.

IL.- ¿Nos podrías contar cuál es tu cercanía con la filosofía política de María Zambrano, una autora española bastante citada en nuestras latitudes en cuanto a sus contribuciones en el área de la relación filosofía-poesía?

PS.- Inicié mi investigación en la filosofía de María Zambrano durante mi último año en el pregrado y realicé mi tesis de licenciatura y de doctorado en el pensamiento de la filósofa, por lo que he trabajado 20 años su obra. Durante este período he abordado distintos aspectos de su filosofía. En la tesis de pregrado analicé los alcances de la razón poética y, en ese momento, abordé los aspectos más epistemológicos de su concepción política. Y en la tesis de doctorado propuse una lectura epitomar de su obra a partir del problema del tiempo, lo que me llevó en las conclusiones a abordar el problema de la democracia. Sin embargo, estas aproximaciones no acotaban el campo de la discusión política de su obra y durante esa época no se habían realizado aproximaciones a la filosofía política de Zambrano.

El año 2013 obtuve financiamiento a través del Fondo del Libro para comenzar a explorar este aspecto de su pensamiento. El proyecto se denominó “La irrupción de lo femenino en el pensamiento político: María Zambrano en Chile” y en él abordé en extenso la vida de Zambrano en Chile y sus vínculos con el movimiento por la emancipación de la mujer chilena (Memch). Esta investigación me permitió repensar su obra desde las relaciones que construyó en el país, así como también, recopilando en un solo corpus de discusión los textos publicados por la filósofa durante este período, que es previo a su exilio, y en el que encontramos dos categorías que marcan la filosofía política de Zambrano: el conflicto y la vida.

El año siguiente obtuve financiamiento por parte de la PUCV para seguir con esta investigación, ahora desde una perspectiva en la que pude dar cuenta con mayor detalle de los alcances de su filosofía política, y siempre teniendo como foco la primera etapa de su obra (1928-1939), el que también ha sido categorizado por otros investigadores de su obra –como Jesús Moreno Sanz y Antolín Sánchez Cuervo– como el más político. En esta segunda investigación profundicé en el conflicto, descubriendo que en esta primera etapa de la obra de la filósofa ella lo aborda desde tres enfoques distintos: resistencia, revolución y contradicción. En relación con la categoría de vida Zambrano nos conduce a una reflexión que apunta a las dinámicas de relación que establecemos; esto permite pensar la vida en relación con otros y desde el campo de lo político desde la democracia, que para la filósofa no es solo un modelo de gobierno, sino una dinámica de relación. A partir de estos hallazgos de investigación hoy puedo señalar que la filosofía de Zambrano, durante este primer período de su pensamiento, puede ser inscrita en la tradición conflictivista y en lecturas biopolíticas contemporáneas.

IL.- A propósito de lo anterior, ¿cuál crees que es la importancia de la filosofía política en tiempos donde existe tanto desencanto por las instituciones sociales y sus autoridades; y donde además han entrado en vigencia algunas áreas de las ciencias sociales como la politología, la sociología y la antropología intercultural?

PS.- Siguiendo la tradición del realismo político, considero que la filosofía política es siempre una filosofía del presente, en que los contextos son parte de la discusión y reflexión filosófica. Entonces, es precisamente en este período de desencanto con la institucionalidad política construida desde la modernidad a la fecha en la que debemos y podemos pensarlo todo nuevamente, y con esto me refiero a la actualización de las categorías que han primado y cooptado la discusión de la filosofía política.

Esto implica que el filósofo político debe abordar su trabajo desde una doble perspectiva, por una parte, dialogar con toda la tradición de su pensamiento y, por otra parte, preguntarse por los acontecimientos de su época. Esto contribuye a que siempre esté cuestionando las categorías de análisis con las que enfrenta la comprensión de la realidad. Entre las categorías que hoy son interpeladas, y que se relacionan directamente con la democracia, está la reducción de la subjetivación a una condición individual, sin considerar que también nos subjetivamos colectivamente. Son interesantes al respecto las teorías del transindividual que se han ido desarrollando desde el pensamiento francés e italiano contemporáneo, Etienne Balibar y Vittorio Morfino, y la categoría de transclase propuesta por Chantal Jacquet, todas ellas con una raigambre spinozista.

Este tipo de categorías posibilitan abordar la reflexión política desde coordenadas que no reducen a los individuos a sujetos clausurados sobre sí mismos, sino desde la expresión de cuerpos colectivos, que a partir de la multiplicidad de relaciones que establecen se van modificando entre sí, permitiendo tanto su potenciación como su depotenciación. Este intercambio permanente va generando procesos de subjetivación plurales. Son varios los filósofos contemporáneos que han indicado que no llegaremos a pensar la dimensión política en su completitud si seguimos remitiendo la discusión exclusivamente al individuo sin considerar los colectivos (Spinoza, Arendt, Zambrano, Didi-Huberman por nombrar algunos).

Estas reflexiones me permiten insistir en la permanente necesidad de una discusión que actualice las categorías políticas a partir de los contextos, de modo que la filosofía política aporte a las diversas discusiones que se han generado desde las ciencias sociales, posibilitando otras respuestas a los problemas de siempre, tales como: cómo organizarnos colectivamente, qué es lo justo en una situación determinada, o qué tipo de democracia proponemos para la participación de una ciudadanía activa.

 IL.- De acuerdo a tu experiencia, ¿cuáles crees que son los textos imprescindibles para seguir la cartografía de propuestas filosófico-políticas de María Zambrano? Al menos para poder iniciar el recorrido de sus ideas y así extraer una caja de herramientas conceptuales mínima que nos permita comprender “lo político”.

PS.- Voy a proponer una cartografía de acuerdo con el itinerario de reflexión que yo he hecho y que conjuga dos aspectos de la filosofía de Zambrano, y que considero que no pueden ir separados. Me refiero a la vida y a la filosofía de María Zambrano.

El primer texto es la autobiografía de la filósofa, Delirio y destino (1952).Este texto fue escrito en La Habana, y su propósito fue presentar el manuscrito a un premio literario en Ginebra. Obtuvo una mención honrosa y se recomendó su publicación; sin embargo, Gabriel Marcel –que era parte del jurado– señaló su disentimiento y declaró que el texto ganador debía ser la obra de Zambrano, porque en ella se representaba la historia reciente de Europa. En este texto la filósofa comenta sus primeros años como estudiante de filosofía en la Escuela de Madrid, las reflexiones filosóficas y polémicas con sus maestros y amigos de esa época. También nos relata el proceso político español que va desde la monarquía de Alfonso XIII a la Segunda República española. Es un relato que realiza en primera persona y que muestra un interesante período de la historia del siglo XX, y permite situarnos en el lugar desde el cual la filósofa elabora su pensamiento.

Un segundo momento son los textos políticos de su obra. Yo destacaría primero Horizonte del liberalismo (1930), un texto temprano en que la filósofa se plantea preguntas cruciales del campo de la filosofía política: ¿qué es la política? ¿Qué papel tiene la política en los distintos modos que existen de enfrentarse con la vida? Si bien es un texto breve y juvenil, ya podemos encontrar trazos de la originalidad de su reflexión política.

Luego, invitaría a leer Los intelectuales en el drama de España (1937), texto publicado en Chile, y en el que aborda el problema del fascismo. Lo interesante de su reflexión es que posiciona al fascismo como un ejercicio de la razón, no lo limita a una estructura política específica, sino que lleva su operatoria a la expresión de un pensamiento binario.

Un cuarto libro es La agonía de Europa, un texto muy breve en el que se reúnen cuatro artículos redactados entre 1940 y 1944. En estos textos aborda los efectos de la guerra en Europa, la violencia, la esperanza y la destrucción de algunas estructuras de pensamiento.

Un quinto libro es Persona y democracia (1958). En este texto la filósofa expone en tres partes una reflexión acerca de la democracia, desde una expresión humanista, en la que señala que esta no puede ser sólo un modelo de gobierno, pues si es sólo eso la democracia también puede ser absolutista. Esta discusión se basa en la crítica al sujeto solipsista moderno, que en el campo político queda reducido a un individuo clausurado sobre sí mismo. En el tercer apartado presenta a la democracia como la condición que permitiría humanizar la sociedad, pero para ello debemos considerar una democracia que preste atención a las minorías.

Un sexto libro es Los bienaventurados (1990), texto publicado póstumamente, en el que dedica uno de sus capítulos a abordar el exilio como castigo político. En este texto la filósofa categoriza el exilio distinguiéndolo de la condición de destierro o de refugio, y nos lleva a pensar en una política ajena a la configuración de los Estados-Nación, en tanto a un exiliado se le despoja, cuestiona o arrebata esa marca geopolítica que nos referencia y diferencia. Zambrano nos lleva a pensar en este texto acerca de los alcances de una política desde el margen. No podemos olvidar que el exilio marca la vida y el pensamiento de Zambrano, pues esta condición la mantuvo por más de cuarenta años y la llevó por un periplo por México, Cuba, Puerto Rico, Italia, Francia y Suiza.

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