Ataque contra catedral copta

Un horroroso ataque sufrió ayer la comunidad cristiana copta de Egipto, cuando un objeto terrorista fue hecho detonar en un sector de la Catedral de San Marcos, en El Cairo. El odio religioso hizo detonar un objeto explosivo durante el oficio religioso del día domingo, en un lugar asignado a las mujeres, lo que provocó que las víctimas fueran en su mayoría mujeres y niños.

El atentado de ayer es el segundo ocurrido en la capital egipcia durante los últimos tres días. El pasado viernes, seis policías perecieron en un ataque con bomba mientras se hallaban apostados en un puesto de control en la avenida que conduce a las pirámides de Giza.

Detrás de estos actos de violencia, fundados en argumentos religiosos,  estaría el Movimiento de los Brazos de Egipto-Hasm, que según el gobierno egipcio obedece a los Hermanos Musulmanes, que fueron desplazados del poder por los militares hace algunos años.

No es la primera vez que los coptos deben sufrir la violencia musulmana. De hecho, luego de la destitución del gobierno, del líder de los Hermanos Musulmanes, hace tres años, más de 40 templos fueron atacados por muchedumbres que expresaban su odio por el apoyo brindado por los coptos al actual régimen impuesto por los militares, y que ha promovido una suerte de gobierno laico, similar a otros regímenes bajo control militar que han existido en la región con anterioridad.

La historia de los coptos se remonta a tiempos del antiguo Egipto. Los miembros de la iglesia copta consideran que muchos de sus ascendientes fueron constructores de las pirámides. Sus antepasados más cercanos ​​se convirtieron al cristianismo en el siglo I, después de Cristo, y a través de los años conservaron su religión, a pesar de la conquista musulmana de Egipto 600 años.

Desde ese tiempo, los coptos han sido objeto de discriminación y diversas persecuciones religiosas, aun en la era moderna, además de ser el blanco de ataques de grupos militantes extremistas islámicos.

El ataque a lugares religiosos en momentos de culto constituye uno de los actos más viles que promueve el odio religioso, ya que generalmente buscan destrucción del derecho a la diversidad de conciencia y del legítimo ejercicio religioso de cada cual según sus convicciones y en la privacidad de su lugar de culto.

El ataque a comunidades religiosas en una conducta deleznable que todas las grandes religiones han protagonizado dentro de sus concepciones totalizantes, hegemónicas y excluyentes, contra las minorías que tienen otras confesiones. Esos crímenes generalmente han quedado impunes en la historia humana.

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