La razón de Ellery Schempp

El pasado domingo, BBC.com publicó una crónica sobre el caso Abington School District versus Ellery Schempp, hecho que determinó que, en 1963, la Suprema Corte de EE.UU. fallara que la lectura obligada de la Biblia en las escuelas públicas estadounidenses era inconstitucional. Aquel veredicto  fue entendido por los sectores que imponían esa costumbre como un dictamen que «expulsó a Dios de los colegios».

Ellery tenía 16 años, y era de una familia cristiana de Filadelfia, y se sintió motivado por la frase contemplada en la primera enmienda de la Constitución norteamericana que indica

: “El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto al establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios”.

Ello implica que ninguna religión puede estar por encima de otra. Entonces, como adolescente se preguntó por qué en su escuela debía leer versículos bíblicos.

Se encontró con un ejemplar del Corán, y años después explicaría: «Quería mostrar que había otros libros religiosos; que la Biblia no era única. Llevé el Corán por accidente, en 1956 casi nadie en EE.UU. sabía mucho de islam, incluido yo».

Cuando entendió que en la tradición de su escuela había un error, se rehusó a ponerse de pie y rezar el Padre Nuestro. Su profesor demandó una explicación y el joven le explicó que era un asunto de conciencia.»Quedó perplejo; nadie le había dicho algo así jamás«, recuerda Schempp, para la BBC.»Me mandó a donde el rector, quien quedó igual de perplejo y me dijo: ‘Es una cuestión de respeto. Hay 1.300 estudiantes en el colegio y todos lo respetaban, ¿por qué usted no?'».»Le respondí que pensaba que se trataba de un principio muy importante de libertad de fe y justicia”

En ese tiempo de Guerra Fría con la Unión Soviética, gran parte de la sociedad estaba ansiosa por presentar a Estados Unidos como una nación devota.

«El país apenas estaba saliendo de la era McCarthy. El Congreso recientemente había añadido las palabras ‘sometida a Dios‘ en el Juramento de Lealtad para contrastar con los ‘comunistas impíos'». «Concluyó que yo era un muchacho perturbado y me mandó al psicólogo del colegio, quien pensó que yo tenía problemas con la autoridad o con mis padres», recuerda. «Le aseguré que no, que de hecho yo pesaba que ellos me respaldarían».

Sus padres lo respaldaron y le recomendaron que escribiera una carta a la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). En ella escribiría:

«Como estudiante en Abington Senior High School apreciaría mucho cualquier información que me puedan enviar sobre una posible acción o ayuda de la Unión para poner a prueba la constitucionalidad de la ley de Pensilvania que obliga de forma arbitraria (y aparentemente injusta e inconstitucionalmente) a leer la Biblia en nuestro sistema de educación pública.

Agradezco cualquier ayuda que puedan ofrecer en la liberación de la juventud estadounidense en Pensilvania de esta grave violación de sus derechos religiosos tal como se garantiza en la primera y más importante enmienda de la Constitución de Estados Unidos».

El caso de Schempp terminaría en los tribunales, el 5 de agosto de 1958. “Yo no creo en milagros. Yono creo que se recibe lo que se pide orando, violando las leyes de la física y la química. Yno creo siquiera que la Biblia sea una guía moral recomendable. Al fin y al cabo se estima que en esa historia matan a alrededor de un millón de personas. Hay genocidios, asesinatos, violaciones… ¡todo aparentemente justificado por Dios!», declaró. «No tuve ningún problema en probar que se trataba de una imposición sobre mis creencias personales».

Eso era lo que tenía que probar ante los tribunales: que era una imposición, además de una violación a la Constitución. «Es un principio clave de una sociedad secular. Si se le da preferencia a una religión y se enseña en escuelas públicas, eso quiere decir que se están utilizando los impuestos de budistas, judíos, musulmanes y demás para promover otra religión por orden del Estado», afirma Schempp. «Debe haber libertad de culto pero ninguno debe ser apoyado por el gobierno«.

El joven estudiaría en la Universidad de Tufts, y luego hizo un doctorado en Física en la Universidad de Brown. Trabajó como físico y gerente de proyectos con superconductores, sistemas de resonancia magnética y residuos nucleares. Fue profesor de la Universidad de Pittsburgh y profesor invitado en la Universidad de Ginebra en Suiza.

En los años 1990, su interés por la Primera Enmienda volvió a despertar,cuando le empezaron a preocupar los constantes intentos de reintroducir la religión en las escuelas.

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