Buen hombre que hace cosas malas

Que los clérigos y líderes religiosos, que han cometidos delitos sexuales deleznables, sean protegidos por sus organizaciones religiosas y por los creyentes que  tienen poder es algo que no tiene novedad. En Chile lo hemos apreciado y en muchos países de América Latina. Pero, lo obrado por un juez norteamericano ha llamado al estupor.

Según informan los medios, el juez Thomas Low ha  establecido cierto record. Al borde del llanto, dice ElPais.com, ese magistrado se dirigió al condenado por violación y abusos sexuales, el obispo mormón Keith Robert Vallejo, para decirle: “Esta corte no tiene dudas de que usted es un hombre bueno y extraordinario, pero los grandes hombres, a veces, hacen cosas malas”. Luego lo mandó a su casa para aguardar la sentencia.

El jurado acababa de considerarlo culpable de diez agresiones sexuales y una violación, y la pena probable será de cinco años de cárcel. Las víctimas eran la cuñada del propio obispo y una menor. Los hechos juzgados ocurrieron entre 2013 y 2014, señala ElPais.com. La cuñada, Julia Kirby, vivía en la casa de Vallejo y estudiaba en la Universidad Brigham Young.

Tenía 19 años y ahora 23.La sentencia considera probado que el obispo la atacó en numerosas ocasiones en su habitación. Entraba y se metía en la cama para tocarla. A otra víctima, a la sazón de 17 años, la violó en el mismo lugar. Los abusos fueron denunciados por un familiar. La iglesia mormona, que se sumó a las acusaciones, apartó a Vallejo nada más trascendió el escándalo.

La actitud del juez del Cuarto Distrito desató la tormenta. Su decisión de permitir la vuelta a casa del obispo fue fulminada con un recurso, y sus elogios al violador recibieron cientos de quejas.

Las principales organizaciones contra la violencia de género de Estados Unidos las consideran un desprecio a las víctimas y la enmarcan en una narrativa machista que parte de la culpabilidad de la mujer en casos de abuso sexual. Seguramente, esa narrativa machista y religiosa ha sido la que ha llevado al juez a condolerse del “hombre bueno que hizo cosas malas”, no crímenes.

Las propias violadas han manifestado que se sintieron profundamente humilladas con la actitud del juez. “Es una demostración clara de que no nos creyó, pero yo sé lo que pasó, por mucho que lo niegue el obispo”, afirmó la mayor de ellas.

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