Sapere Aude: RECORDANDO A KARL POPPER

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RECORDANDO A KARL POPPER

POPPERCon motivo del aniversario Nº 26 del fallecimiento de Karl Popper, destacada figura universal del pensamiento filosófico que nos dejó el 17 de septiembre de 1994, me permito recordar y recomendar aquí –entre tantas obras merecedoras de atención y reconocimiento que escribió–  su autobiografía intelectual Búsqueda sin término, editada en español por Tecnos en 1985. En sus páginas, este pensador expone  su evolución intelectual y nos indica la génesis de sus más importantes ideas.

 

Sus experiencias desde temprano con las guerras mundiales, con el nazismo y con el marxismo (doctrina por la que se sintió atraído, pero que abandonó rápidamente al darse cuenta que era una ideología cerrada y no una ciencia) hicieron de él un apasionado defensor de la libertad y la racionalidad y un combatiente incansable de los dogmatismos y la represión totalitaria.  Tanto en sus reflexiones sobre la ciencia como en sus ideas sobre los “asuntos sociales e históricos” un eje central lo constituyó su distinción entre pensar dogmático y pensar crítico.

Sus contactos con los pensadores del Círculo de Viena también fueron cruciales en su formación filosófica.  Aun cuando desde muy pronto Popper discrepó con las tesis de los positivistas, siempre guardó agradecidos recuerdos de ellos pues le apoyaron en la publicación de su primer libro, no obstante su tenor crítico contra ellos mismos.

POPPERPara Popper, las ideologías –políticas y religiosas– y las pseudociencias son manifestaciones de un “pensamiento dogmático” que considera absolutamente verdadera sus proposiciones y no admite la discusión crítica.  Una genuina teoría científica, como la de Einstein por ejemplo, se basa en el método crítico del ensayo y error, que consiste en proponer hipótesis audaces y exponerlas a las más severas críticas, en orden a saber si están (y dónde están) equivocadas.   Una teoría científica no rehuye la crítica, sino que la busca, para conocer sus deficiencias.  Si las críticas no le hacen mella, si no la invalidan, la teoría es una teoría científica verificada…  hasta ese momento.  Tiene un grado de certeza, pero no puede considerarse absoluta y eternamente verdadera.  Las teorías científicas son explicaciones provisionales.  Son soluciones para los problemas, pero no soluciones finales. En esa búsqueda sin término consiste la riqueza y el progreso de la ciencia, el avance sin fin del conocimiento humano.

Así también las “sociedades cerradas”  –conservadoras, jerarquizantes, racistas, nacionalistas, enemigas de la razón, adoradoras del poder y del Estado–  inmovilizan el desarrollo social de la humanidad.  Nuestro filósofo se muestra un ardiente partidario de la “sociedad abierta”, cuya expresión designa un tipo de convivencia humana en la que la libertad de las personas, la no-violencia, la racionalidad, la tolerancia a la diversidad, la protección de las minorías y la defensa de los más vulnerables constituyen los valores primordiales. 

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