Las historias más impactantes en estos períodos de revuelta social han sido contadas por quienes están allí mismo, donde los enfrentamientos se dan, en las calles. Los periodistas y reporteros independientes son esa mirada de suelo que todos los movimientos necesitan. La labor que cumplen es imprescindible, pues aterrizar las discusiones al nivel en el que se involucre a la ciudadanía es un deber que todos los medios deberían cumplir, pero que claramente no ocurre.
En el Diálogo Abierto de esta semana conversamos con BASTIÁN CIFUENTES, conocido como el Periodista Furioso, fotógrafo y artista colaborador de diversos medios de comunicación independientes.
Entrevista de Gabriel Palma Garrido.
IL.- ¿Qué impulsó su vocación de artista crítico? ¿Qué tratan de denunciar sus fotografías?
BC.- Todo arte es crítico, es político; todo arte parte de esa base. Lo que he registrado últimamente hace referencia al movimiento social y todo lo que tiene que ver con la revuelta y el estallido. Mi decisión de enfocar mi vista hacia este tema dice relación con la manoseada premisa de “Chile despertó”, pero que tiene que ver con ese malestar que se generó hace 30 o 40 años con los privilegios que tiene una clase y los “desprivilegios” que tiene otra.
Mis trabajos van enfocado a eso, a retratar los abusos que cometen las élites sobre los más pobres, los que tienen menos recursos, y en evidenciar todo lo que le incumbe a la sociedad actualmente. Esa sociedad empobrecida y endeudada por culpa de un sistema que beneficia a unos pocos. Trato de reflejar los momentos a través de los retratos, porque las personas siempre son conductores de emociones.
Mis fotografías también han servido como canales de denuncias de vulneraciones de derechos de niños y personas que han sufrido algún daño producto de los enfrentamientos. Quizás esto es lo más importante, porque mis fotografías sirven de registro para evidenciar la desprotección que genera el sistema en toda una sociedad que reclama dignidad.
IL.- ¿Cómo se vio afectada su labor producto de la pandemia?
BC.- Por suerte no me vi muy afectado. Durante este período empecé a retratar las vivencias de algunas personas que contrajeron COVID. Empecé a trabajar en hospitales, como el San José, capturando los momentos tensos del día a día en las labores que se hacían allí. También estuve en las primeras ollas comunes que se organizaron en las poblaciones producto de las cuarentenas parceladas que decretó el ministro Mañalich en su momento, mostrando la desprotección que tuvo el Estado con sus coterráneos.
Hoy en día, y “gracias” a la pandemia, nos dimos cuenta de lo desprotegidos que nos tiene el estado, sobre todo aquellos que viven con escasos recursos. En sí no tuve mayores dramas, pero en un momento me vi obligado a parar debido a que mi familia se enfermó de COVID; tuve la suerte de tener algunos ahorros para sobrevivir en esa etapa en la que estuvimos mal, pero, aun así, traté de no detenerme nunca, no dejé de ayudar a quienes lo necesitaran.
IL.- Parte de su trabajo como fotógrafo lo realiza para un medio independiente, ¿considera que es importante el empezar a darle protagonismo a los medios independientes y a aquellos medios que cuestionan la hegemonía de los medios de comunicación dominantes?
BC.- Yo siento que los medios independientes siempre han tenido un rol sumamente protagónico en cuanto al carácter denunciante y disruptivo que tienen muchos de estos medios. Varios de ellos mantienen el pluralismo y la objetividad como un pilar dentro de sus enfoques, no maquillan los hechos como lo hacen algunos medios tradicionales.
Empezar a darle preponderancia a los medios independientes es muy bueno e importante porque es fundamental nutrirse de otra prensa, de otro tipo de fotografía, de otro tipo de relato. Es cierto que algunos de estos medios independientes han desviado un poco la mirada objetiva de los hechos, pero no por eso han dejado de ser relevantes.
En sí, los independientes son otra mirada, distinta a los medios hegemónicos, eso es sabido, y su importancia se evidenció desde el 18 de octubre, en donde se les dio espacio a los medios y fotógrafos independientes para generar sus historias y así hacerlas llegar a puntos relevantes, pues la mirada se enfocó más en los ciudadanos que en otra cosa.
IL.- ¿Qué opiniones le merece el proceso constituyente que vivió nuestro país? ¿Cómo ve el futuro luego del plebiscito?
BC.- Por ahora, el proceso constituyente es el paso más pequeño que se ha dado para cambiar este país. Efectivamente, la gente se dio cuenta de lo importante que era participar de esta instancia, me hubiera gustado que hubiese votado todo el padrón electoral. Sin embargo, no me gusta lo que ocurrió después del plebiscito. La gente se volvió a dormir y se quedó simplemente satisfecha con el resultado del plebiscito. Así no van a funcionar los cambios.
Aún seguimos viendo que la clase política hace de las suyas gracias a los resquicios que tiene la constitución; el presidente sigue respaldando la represión con mano dura; la ley va aplicada de una manera para quienes son opositores a este gobierno, mientras a quienes son amigos de esta élite se les aplica de una manera totalmente opuesta. O sea, el Subsecretario Galli se refirió como “utensilios” a los artefactos de matonaje de este grupo que amenazó a la jueza Chong, pero si los amenazantes hubiesen sido personas de sectores más populares se les habría condenado con todo el peso de la ley.
El futuro se ve complejo e incierto porque no ha cambiado nada desde el 25 de octubre. Yo creo que para generar cambios reales hay que seguir presionando en las calles. En este momento hay mucho activismo performativo, activismo virtual, pero en las calles es en donde se forjan las transformaciones, no en las redes sociales. Soy escéptico respecto de lo que pueda venir más adelante. Espero que sean cosas provechosas para el país.
