La ciencia es mas necesaria que nunca

La ciencia es mas necesaria que nunca

Antonio Ruiz de Elvira

elmundo.es (31/07/17) – fragmento

Es lo contrario de la mística, del dogmatismo, de seguir al líder. Es la libertad. Muchas personas se horrorizan ante la libertad. Prefieren, antes de elegir, que les digan lo que tienen que hacer. La libertad exige esfuerzo, aunque no sea más que en el supermercado. Hay una novela de Vicente Blasco Ibáñez, La araña negra, que retrata cómo los curas convencían a las viudas ricas para que donasen sus riquezas para asilos, hospicios, guarderías, etc. sin que aquellas tuviesen voluntad propia, aceptando lo que les decían.

 La ciencia ofrece esa libertad. Si nos dicen que una bola de rodamiento cae 19,62 metros en 2 segundos, todos lo podemos comprobar. Si nos dicen que tras la muerte vivimos sin cuerpo, no se sabe dónde, hasta un juicio final que nadie dice cuándo puede tener lugar, no hay forma de comprobarlo.

La ciencia nos permite a todos aceptar o rechazar las afirmaciones de los demás comprobándolas nosotros mismos. Nos hace personas en vez de meros esclavos. 

Hoy, muchas personas se dejan llevar por estafadores con labia, capaces de convencerlas de que los huevos son cuadrados o que a las 12 del medio día es de noche. Son gentes que buscan tronos, para ellos y sus familias, posiciones de poder casi eternas. Y para ello denigran la ciencia pues saben que si utilizamos el esquema de comprobación de todo lo que se dice, sus estafas dejan de ser efectivas.

La ciencia está obligada a ejercitar la duda sistemática, a no aceptar nada de lo que se diga sin realizar las comprobaciones correspondientes. Rechaza de plano el «se lo digo yo, que soy presidente, letrado, obispo o Papa». Hoy hay muchos, desde EEUU a Venezuela, Colombia, Filipinas, China y llegando a España, que afirman que van a arreglar la situación de muchas personas, que van a traer el paraíso a la Tierra. No hay prueba alguna de que lo estén consiguiendo.

Y claro, son esas personas las que intentan convencer a los ciudadanos de que la ciencia es inútil y es mejor la fé en ellos mismos.

En EEUU el comandante en jefe exige que le crean todo lo que escribe en Twitter. En Venezuela una persona que se agarra al sillón acusa a los que no tienen que comer de que están bien pagados por los yanquis. En Filipinas se mata a quien se sospecha vende droga. En la «avanzada» Europa, un gobernante de un país de la UE quiere que los jueces dejen de ser independientes y trabajen para él. Y en Hungría se cierra una universidad por mantener un espíritu crítico.

¿Qué es una «religión»? Uno de los orígenes de la palabra la relaciona con «religare», en latín, estar unidos, ligados. Hoy la ciencia ofrece libertad de pensamiento, pero una gran parte de la población prefiere pensar lo que piensan otros muchos, minorías considerables.

Esto nos lleva, si se desarrolla, a los sistemas nazis, fascistas, comunistas, en los cuales solo se podía pensar en una única dirección sin desviacionismos castigados con la cárcel y la muerte. Hoy los independentismos avanzan en la misma dirección, en la cual se castiga al que no sigue sin rechistar las normas de los Papas de esas nuevas iglesias.

Necesitamos la ciencia, por lo que cuenta, por lo que descubre cada día del mundo, y de nosotros, que somos parte de ese mundo, pero sobre todo por la manera de hacerlo, rechazando de plano cualquier seguridad y dejando a todos la comprobación de sus afirmaciones.

Hay quienes dicen que estamos amenazados por los robots. Pienso yo que estamos mucho más amenazados por seres humanos que se quieren convertir en robots, que quieren vivir programados, hacer lo que les dicen que hagan, sin plantear constantemente la crítica.

La ciencia es la gloria del ser humano, la gloria del pensamiento. Es lo único que nos hace libres. Por ello, además de su rechazo por las distintas religiones, incluidas las seglares (léase, por ejemplo, partidos políticos), los que la rechazan inventaron hace tiempo el sistema de su financiación.

La ciencia libre produce avances inmensos. Consideremos el mundo desde hace 150 años, desde hace 500 años. Si se la mata, no por inanición, sino como está sucediendo en España, por falta de financiación libre, por falta de apoyo a lo que no produce resultados con seguridad, volvemos a la situación de esta misma España en los siglos XVII, XVII y XIX, en los que enseñar la física de Newton era motivo para un proceso inquisitorial.

Abracemos la ciencia, o abracemos la esclavitud.

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