Hypatia, la primera libre pensadora mártir

Milton Egaña Darricarrere

En la antesala de la primavera se conmemora el día Internacional del Libre Pensamiento (20 de septiembre), invitando  –al igual que la apertura de la naturaleza que abre sus pétalos a la fuente de energía renovadora, origen de toda vida en la tierra– a abrir la mente rebosante de tolerancia a la rica diversidad de personas e ideas que pueblan nuestro planeta.

Los humanos libre pensadores –a los que su nivel de evolución de conciencia los mantienen en una actitud de constante búsqueda de la verdad– están en una actitud de escepticismo filosófico y curiosidad permanente mirando hacia el exterior. Pero, por sobre todo, miran  hacia su interior. Su actitud es contraria a la aceptación de propuestas dogmáticas, sin pasarlas previamente por el cedazo de la reflexión; ellos han existido desde que la humanidad existe.

Un ejemplo de ello ha sido Hypatia, una brillante mujer que vivió en Alejandría, Egipto, entre los años 355 y 415 d.C.  Su vida transcurrió posterior a la llegada del siglo IV, con el emperador Constantino I El Grande, quien estuvo enfrentado a graves disensiones cristianas en el norte de África y en Alejandría. Las tensiones con el resto de la comunidad cristiana condujeron al cisma con la aparición además del presbítero Arrio y su doctrina. Esto lo llevó a convocar el Concilio de Nicea donde se establecieron las bases de la fe católica. En una gran maniobra política, los romanos, incluyendo sus máximos líderes, abrazaron el cristianismo dejando en el pasado todo tipo de paganismo, entre los que destacaba el mitraismo.

En ese contexto vivió Hypatia, la brillante científica, destacándose en las matemáticas y la astronomía. Perteneció a la escuela filosófica de origen griego llamada neo-platónica. Fue de las primeras mujeres matemáticas de la historia y pionera entre las mujeres de ciencia. Escribió sobre geometría y astronomía. Fue muy respetada en los círculos intelectuales de la época y tuvo discípulos que venían de todo el mundo conocido en su época, principalmente la cuenca mediterránea. Estuvo vinculada a la famosa Biblioteca de Alejandría, que dirigía su padre.

En ese momento histórico Alejandría se encontraba tremendamente convulsionada por la discusión teológica entre el cristianismo, rápidamente creciente, el judaísmo y las propuestas paganas instaladas esencialmente entre los intelectuales romanos. Los políticos romanos siguiendo los pasos de Constantino I abrazaban el cristianismo. Sin embargo, los cristianos radicales los cuestionaban.

En esa atmosfera, Hypatia siguió las directrices de su padre Teón que le enseñó: “Reserva tu derecho a pensar, porque incluso pensar equivocadamente es mejor que no pensar en absoluto”. Ella mantuvo esta enseñanza durante toda su vida y por ello se la considera una de las primeras mujeres librepensadoras de la historia. Su opción de vida, además de seguir enseñando las matemáticas y su permanente cuestionamiento de la planicie y movimientos de la tierra en el cosmos, contraviniendo las teorías de Tolomeo, fue la de no casarse, a pesar de las insistentes propuestas de matrimonio. El respaldo de su padre le permitió mantener la libertad de pensar y actuar, que toda mujer casada en esos tiempos perdía.

Su actitud indudablemente molestaba  a los fanáticos religiosos que finalmente la tomaron de blanco de sus ataques.

         “Son más las cosas que nos unen que la que  nos separan”: enseñaba a sus alumnos.

Progresivamente, las disputas religiosas se fueron intensificando. Inicialmente ambas religiones monoteístas, judíos y cristianos, atacaron al paganismo romano. La disputa era violenta. Pero la mirada utilitarista de los dirigentes romanos, que abrazaron el cristianismo, hizo la vista gorda. No fue poco el tiempo transcurrido en que el cristianismo hegemónico comenzó su violento ataque contra los judíos, matándolos y expulsándolos.

En todo ese quehacer convulsionado socialmente, Hypatia se mantuvo en su consecuencia de libre pensadora, trasmitiendo su pensamiento a sus alumnos, pero en la medida que los cristianos controlaron el poder, hegemonizando todos los espacios, el ataque contra ella fue  despiadado. Públicamente, y las pocas amistades que obsecuentemente abrazaron el cristianismo intentaron inútilmente por convencerla. Ella se mantuvo en la línea librepensadora. Así, en el año 415, en medio de una tensa situación social y religiosa en Alejandría, producida entre otras cosas por la eminente caída del imperio romano, una turba de cristianos azuzada por el Obispo Cirilo acusó  a Hypatia de pagana, bruja y atea, en una clara instrumentalización de los textos religiosos, dándole  muerte en plena calle, lapidándola, destrozando luego su cuerpo y esparciéndolo por toda la ciudad.

Posteriormente el obispo Cirilo fue declarado santo y protector de la iglesia.

Sean mis últimas palabras para rendir un homenaje a todos y todas, hombres y mujeres, que a lo largo del tiempo han aportado a la historia de la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento y la libertad de expresión.

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