Sergio Navarrete Figueroa 
La serie de hechos de connotación acontecidos en este mes ha dado por llamarse en algunos círculos como el “octubrismo”. Dicha denominación trae a la memoria aconteceres importantes en el mundo y, especialmente, en nuestro continente.
En 1492 la llegada de Cristóbal Colón significó para algunos el descubrimiento de América, el encuentro de dos mundos; y para otros conmemora el sometimiento y eliminación de los pueblos indígenas precolombinos y sus culturas.
El 31 de octubre de 1517 se inicia la denominada Reforma protestante, movimiento religioso cristiano iniciado en Alemania por Martín Lutero, que llevó a un cisma de la Iglesia católica para dar origen a numerosas iglesias agrupadas bajo la denominación de protestantismo.
Revolución de octubre ha sido la denominación de la gesta acontecida en Rusia el 25 de este mes de 1917 del calendario juliano, 7 de noviembre del actual gregoriano, que conmocionó al mundo y que cambió el mapa geográfico y político del siglo XX. Pero también se le denominó así a la huelga general revolucionaria en España de 1934.
En 1962 sucede la crisis de los misiles de Cuba, un conflicto diplomático entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, una de las mayores crisis entre ambas potencias durante la Guerra Fría donde, en opinión de numerosos expertos, más cerca se estuvo de una guerra nuclear.
El Día de las Naciones Unidas –24 de octubre– marca el aniversario del día en que entró en vigor la Carta de las Naciones Unidas en 1945.
También ha sido un mes pródigo en noticias en nuestro país con un comienzo doloroso: el desastre de Rancagua el 1 y 2 de octubre en 1814, que establece un paréntesis en la independencia chilena. Pero también de triunfos, como el logrado en 1879, en el combate naval de Angamos, dando un golpe definitivo en la Guerra del Pacífico en la que fue capturado el monitor blindado Huáscar.
El aspecto constitucional y político ha tenido presencia desde el año 1812: el 26 de octubre, bajo el Gobierno de don José Miguel Carrera, se estructura el primer Reglamento Constitucional Provisorio, que incluye diversos conceptos políticos modernos, tales como el de soberanía nacional, régimen representativo, división de poderes públicos y garantías individuales de las personas. Es considerado el primer texto constitucional chileno. Fue derogado el 6 de octubre de 1813.
El 23 de octubre de 1818 se promulga el Proyecto de Constitución Provisoria para el Estado de Chile, durante el gobierno del Director Supremo Bernardo O’Higgins. Dejó de regir el 30 de octubre de 1822.
En 1980, el 21 de octubre, se promulga la Constitución Política de la República de Chile y Actas constitucionales, durante el régimen militar del general Augusto Pinochet Ugarte.
Tras grandes movilizaciones sociales, con cruenta represión, iniciadas en 1983 se logran crear las condiciones para realizar un plebiscito el 5 de octubre de 1988, donde triunfa la opción No, que representaba establecer plazos concretos para el fin de la dictadura.
El retorno de la democracia forjó muchas esperanzas y un crecimiento económico innegable, pero con una gran desigualdad, además de emporcar muchas de las instituciones del estado que finalmente provocaron una crisis que “nadie vio venir”. El grupo de expertos de la época sugirió un aumento de $30 en el valor del pasaje del metro, lo que encendió la ira de estudiantes, el salto a los torniquetes y un desenlace violento. Aún están latentes los hechos acaecidos desde el 18 de octubre de 2019, un acontecimiento histórico, una revuelta social que marca un nuevo capítulo en la política nacional, un nuevo ciclo que permite las perspectivas de cambios profundos que no habían tenido espacio en la clase política.
El 20 de octubre de 2020 se realiza una consulta en que la opción apruebo se impuso mayoritariamente en el plebiscito que determinó que una Convención Constitucional, electa democráticamente, sin intervención del parlamento, escribiría una nueva Carta Magna, la que fue propuesta y rechazada por amplia mayoría recientemente el 4 de septiembre de 2022.
Así, hemos llegado a un nuevo octubre con muchas incógnitas por resolver. La corrupción en la política no ha tenido la sanción adecuada y aún persisten leyes aprobadas bajo ese vicio. El proceso de nueva constitución ha caído en manos de los que no advirtieron el estallido y todavía no hay certeza de que logren aunar voluntades para establecer un cronograma que permita transitar pronto y bien hacia lo que anhela la mayoría y que lo expresó en 2020.
Tenemos un país que ha extremado sus controversias, la virulencia del lenguaje está acorde con la violencia en las acciones, se ha exacerbado la cultura de la pillería, la trampa, el “turbazo” o saqueo, la noticia falsa, el obtener ganancia a cualquier costo y se ha perdido la confianza en los tribunales de justicia, en las instituciones armadas y religiosas. Hemos perdido mínimos civilizatorios como respetar al otro o no saltarse la fila a toda costa. La educación sigue siendo quizás la mayor deuda en democracia; la urbanidad, la civilidad siguen esperando ser parte activa de los planes educativos.
Pero, como dice la canción, no todo está perdido, este mismo mes nos trajo a un insigne defensor de la no–violencia: el 2 de octubre de 1869 nació Mahatma Gandhi, un ejemplo de perseverancia en la forma de defender valores con respeto a la integridad humana sin perder la facultad de exigir razonadamente igualdades. Además, tenemos muchos corazones por entregar el amor que necesita nuestra patria, los principios de la razón deben ser un referente para el porvenir, nuestro lenguaje ha de ser de paz, de enriquecimiento afectivo, y nuestra conducta debe enmarcarse en una ética que resalte, por sobre todo, valores humanistas.
¡A seguir trabajando y luchando por un prodigioso mañana, nadie dijo que sería fácil!
